Aunque las lentillas normalmente se comporten con absoluta discreción y te acompañen en tu día a día de forma casi imperceptible, también es posible que surjan molestias en algún momento. Estas molestias pueden tener una serie de causas diferentes. La gran mayoría puede evitarse o por lo menos remediarse con nuestros consejos y con los métodos correctos.
Uno de los problemas más frecuentes a la hora de llevar lentillas se debe al hecho de saltarse el paso de la adaptación. Existen lentillas perfectas para las necesidades individuales de cada usuario. No te recomendamos comprar lentillas sin haber realizado la adaptación, porque en este caso es probable que acabes con un producto inadecuado que incluso puede resultar perjudicial. También disminuirá el confort y tu satisfacción con las lentillas.En el transcurso de la adaptación, el óptico te dará valiosos consejos sobre el uso de lentillas y te ayudará a elegir las lentillas óptimas para ti. Incluso aunque ya tengas experiencia previa en el uso de lentillas, es recomendable que acudas a una revisión por lo menos una vez al año.
Una higiene deficiente o el manejo inadecuado de las lentillas es una causa muy frecuente de problemas. Pestañas, granitos de arena, bacterias y otras impurezas pueden acabar acumulándose en las lentillas, ocasionando irritaciones y picores. También pueden aparecer problemas similares si no respetamos los tiempos de uso establecidos para nuestras lentillas en concreto.
Algunos de los síntomas pueden ser:
Escozor
Picor
Molestias repentinas al llevar lentillas
Sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo
Lagrimeo
Ojos pegajosos con un líquido blanquecino-amarillento
Enrojeciiento de los ojos
Capacidad visual reducida
Ojos vidriosos
Ojos secos
Enturbiamiento de las lentillas, gran cantidad de deposiciones
Consejo: En cualquier caso, quítate la lentilla inmediatamente para no continuar irritando tus ojos. Controla la lentilla para ver si presenta algún desperfecto. Si no fuera el caso, no la sigas usando y consulta a tu óptico. De lo contrario, limpia, desinfecta y enjuaga la lentilla con cuidado, y vuélvetela a poner. Si las molestias no remiten, lo mejor será que dejes de usar las lentillas hasta que puedas acudir a un oculista o a una óptica para pedirles consejo.
Si eres usuario de lentillas y tienes ojos secos, quizás te resulte familiar la sensación de tener ojos secos, fatigados y un rozamiento molesto de la lentilla sobre la superficie del ojo. La causa de estas molestias es una película lagrimal inestable. En la mayoría de los casos, puedes contrarrestar este problema de forma muy sencilla, empleando un colirio que calme tus ojos y les proporcione la humedad que necesitan. Si también tuvieras ojos irritables y secos cuando no usas lentillas, puedes apostar por lentillas especiales que ayuden a mantener los ojos húmedos. Consulta a tu óptico u oculista para que te recomiende unas lentillas compatibles.
Algunas de las sustancias irritantes por excelencia son alérgenos como polen, polvo o pelos de algunos animales. Estos se adhieren a las lentillas y pueden causar irritaciones, enrojecimiento y párpados hinchados. Una buena limpieza de las lentillas puede ayudar a resolver el problema, así como pasarse a lentillas diarias durante las épocas de mayor exposición a estas sustancias. En el peor de los casos, lo mejor será optar temporalmente por unas gafas graduadas.
A veces, las lentillas ni siquiera son las culpables de que aparezcan molestias en los ojos. Por ejemplo, si se produce enrojecimiento o picores desagradables, sensación de tener un objeto extraño en el ojo o incluso párpados hinchados debido a una infección u otra enfermedad ocular. Ante cualquiera de estos síntomas, acude a una óptica o al oculista y prescinde unos días del uso de lentillas.
Nuestra regla básica ante posibles problemas: consulta a tu óptico u oftalmólogo.
Lo que está claro es que es mejor prevenir que curar, así que no conviene correr riesgos innecesarios, especialmente cuando se trata de tus ojos. Por tanto, es fundamental que observes cualquier irregularidad o alteración en tus ojos y en caso de duda contactes a tu oculista u óptico. Habrá que tener especial cuidado si las molestias perduran o empeoran con el tiempo. Así podrás evitar que tus ojos se conviertan en un foco para infecciones por posibles daños en la córnea o en la conjuntiva y sufran daños más serios a largo plazo.