No hay verano sin un buen chapuzón, ya sea en la piscina del barrio, en un lago o en la playa. No obstante, a muchos se les planteará la duda de si deberían quitarse las lentillas antes de zambullirse en el agua. Nadar con lentillas, ¿es posible?
En principio, no hay nada que te impida nadar con lentillas. Todo lo contrario: unas lentillas resultan mucho más prácticas para nadar que unas gafas graduadas, que podrían llegar a perderse en el agua y que además no ofrecen una buena visibilidad cuando tienen los cristales cubiertos de gotitas. Razón de más para que muchos usuarios de gafas las dejen en la hamaca y se lancen al agua prescindiendo de su ayuda visual. Para los que prefieran bañarse con lentillas tenemos algunos consejos.
Las lentillas blandas son más adecuadas para nadar que las duras, ya que se amoldan mejor a la córnea y por lo tanto no se pierden tan fácilmente. Las lentillas duras, en cambio, flotan sobre la película lagrimal y es más probable que se desprendan si entran en contacto con el agua. Por lo tanto, quien tenga la posibilidad de elegir debería dar preferencia a unas lentillas blandas. Aún así, no te olvides de llevar unas lentillas de repuesto o unas gafas graduadas por si se te acabara extraviando alguna lentilla.Consejo: Unas gafas de nadar protegen tus ojos cuando te bañes y también evitan la pérdida de las lentillas.
Tanto en el mar como en la piscina, nuestros ojos, y por ende nuestras lentillas, están expuestos a una serie de sustancias irritantes. El cloro que se añade al agua de las piscinas por motivos de higiene es inofensivo, pero puede llegar a causar molestias para personas con ojos muy sensibles. Si además llevan lentillas, este efecto se acentúa. Con el agua salada sucede más o menos lo mismo. Por eso es importante que después del baño limpies tus lentillas con especial esmero. Para este fin, es recomendable usar una solución de peróxido, que elimina cualquier rastro de impurezas.
Consejo: La opción más simple e higiénica de nadar con las lentillas puestas, son unas lentillas diarias. Dado que se desechan al final del día, no es necesario limpiarlas. Antes del siguiente chapuzón, estrenamos un par nuevo y listo. Además, ya que son más baratas, no nos arruinaremos si al final alguna de ellas acabara en las aguas.
Tampoco hay objeciones a usar lentillas en la sauna. A diferencia de los cristales de gafas, las lentillas no se empañan y, por lo tanto, son una buena alternativa para este fin. Asegúrate de parpadear y de beber lo suficiente, para que tus ojos y las lentillas dispongan de suficiente líquido. Habrá que resistirse a la tentación de frotarse los ojos con frecuencia para no irritarlos más de lo que ya lo hace el calor. Durante la ducha fría tras la sesión de sauna, procura mantener los ojos cerrados para que ninguna sustancia mineral contenida en el agua entre en contacto con las lentillas. Por supuesto, tampoco deberás descuidar la limpieza a fondo de las lentillas después de la visita a la sauna.
Consejo: Al igual que para nadar, las lentillas diarias también son la opción más higiénica y confortable para la sauna.
Consejos prácticos para nadar con lentillas
Las lentillas blandas no se pierden tan fácilmente en el agua como las duras.
Acuérdate de tener a mano siempre unas lentillas de repuesto o unas gafas graduadas.
Para nadar, unas lentillas diarias resultan ser las más cómodas e higiénicas.
Otros tipos de lentillas necesitarán una limpieza profunda después del baño, a poder ser, con una solución de peróxido de hidrógeno.
Acuérdate de parpadear con frecuencia si llevas lentillas en la sauna.