Ahora ya dispones de los elementos más importantes para tus nuevas gafas: has obtenido tu graduación, elegido tu montura y los cristales correspondientes. Solo falta el último paso: la producción o el montaje de las gafas de la mano de un óptico cualificado. Se trata de un proceso que requiere una gran habilidad, dado que cada gafa tiene que ajustarse a las necesidades de su nuevo propietario.
La producción se lleva a cabo paso a paso:
En primer lugar, se efectúa el control de calidad para determinar cuál es el estado de los cristales graduados. ¿Están dañados, tienen rayaduras, burbujas o impurezas? Para mayor seguridad, vuelve a comprobarse que la graduación de los cristales sea correcta. En general, los cristales graduados se fabrican individualmente en un formato base estándar sin pulir.
Por ello habrá que recortar los cristales: durante el proceso de biselado, se pulen sus bordes hasta que tengan la forma que corresponda a los datos obtenidos durante el centrado de la montura, para que encajen perfectamente en la misma. En este proceso, los ópticos trabajan con la mayor precisión posible, ya que cada milímetro cuenta. Para ello, se emplean tecnologías de última generación.
La incorporación de los cristales depende del material de la montura y se realiza siempre a mano. En el caso de las monturas metálicas, los cristales se suelen fijar con un tornillo, mientras que las monturas de pasta se calientan para que sean flexibles, de modo que se puedan instalar los cristales.
Ya está: las gafas están listas para ser enviadas directamente a tu casa o a la óptica en las que las hayas encargado.
Un consejo: Si al recibir tus gafas de Mister Spex la montura no se ajustara perfectamente a tu cara, en cualquier óptica pueden ajustar las almohadillas y las varillas para que la puedas llevar cómodamente.
Es posible que tus ojos necesiten un par de días para acostumbrarse a las gafas nuevas, especialmente si es la primera vez que usas gafas progresivas.